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Portada del libro |
Editorial: Editorial Crítica
Número de páginas: 112
Mary Beard, feminista comprometida
Con reflexiones personales sobre sus propias experiencias de sexismo y agresión de género que ha soportado en las redes sociales, la autora pregunta: si no se percibe que las mujeres están dentro de las estructuras del poder, ¿no es necesario redefinir el poder?
Sinopsis de Mujeres y poder:
Mary Beard no es solo la clasicista más famosa a nivel
internacional; es también una feminista comprometida y como tal se
manifiesta asiduamente en las redes sociales. En este libro muestra, con
ironía y sabiduría, cómo la historia ha tratado a las mujeres y
personajes femeninos poderosos. Sus ejemplos van desde el mundo clásico
hasta el día de hoy, desde Penélope, Medusa o Atenea hasta Theresa May y
Hillary Clinton. Beard explora los fundamentos culturales de la
misoginia, considerando la voz pública de las mujeres, nuestras
suposiciones culturales sobre la relación de las mujeres con el poder y
cuánto se resisten las mujeres poderosas a ser sometidas a un patrón
masculino.Con reflexiones personales sobre sus propias experiencias de sexismo y agresión de género que ha soportado en las redes sociales, la autora pregunta: si no se percibe que las mujeres están dentro de las estructuras del poder, ¿no es necesario redefinir el poder?
Mi Reseña
Este es un breve ensayo de la clasicista Mary Bread sobre el papel de la mujer en los ámbitos de poder, o sería más apropiado decir que se trata de un ensayo sobre la falta de presencia de las mujeres en los ámbitos de poder. Beard hace un recorrido por el mundo clásico para mostrarnos como las mujeres han sido aisladas desde el comienzo de la civilización del poder y de la toma de decisiones. La autora hace una reflexión sobre cuál es el comportamiento de la mujer que alcanza el poder:
"Las mujeres que reclaman una voz pública son tratadas como especímenes andróginos, o para que se traten asi mismas como tales".
Ante esta situación Mary Beard afirma "que las mujeres pretendan ser hombres puede ser un apaño momentáneio, pero no va al meollo del problema".
Para la autora uno de los grandes problemas es que las mujeres a la hora de ejercer el poder, "no tenemos ningún modelo del aspecto que ofrece una mujer poderosa, salvo que se parece más bien a un hombre". Este aspecto es importante porque una de las "quejas" de los "problemas" que tenemos las mujeres a la hora de alcanzar un puesto de poder, no sólo en la política sino en cualquier lugar significativo es la falta de referentes ya que estos son masculinos, no femeninos.
La autoridad reflexiona sobre "¿Qué haría falta para resituar a la mujer dentro de la esfera del poder? Hemos de reflexionar acerca de lo que es el poder, para que sirve y cómo se calibra, o dicho de otro modo, si no percibimos que las mujeres están totalmente dentro de las estructuras de poder, entonces lo que tenemos que redefinir es el poder no a las mujeres".
¿Cuál es la solución al problema? según Beard: "Seguimos tratando el poder como algo elitista emparejado al prestigio, al carisma individual del llamado "liderazgo". (...) No es fácil hacer encajar a las mujeres en una estructura que, de entrada, está codificada como masculina: lo que hay que hacer es cambiar la estructura. Y eso significa que hay que considerar el poder de forma distinta; significa separarlo del prestigio público, significa pensar de forma colaborativa, en el poder de los seguidores y no solo de los líderes; significa sobre todo, pensar en el poder como atributo o incluso como verbo ("empoderar", no como una propiedad".
Especialmente significativa me parece esta reflexión en cuanto a la estructura del poder, si nos fijamos las pocas mujeres que han alcanzado el poder siguen un patrón tal y como describe la autora, de liderazgo individual por lo que su comportamiento es tan masculino como el de los hombres. No existe todavía una estructura enconcreto en la política española donde que valore lo colaborativo por encima de el liderazgo individual y los podemos observar no solo en las estructuras de poder de las instituciones sino también en organizaciones como los partidos políticos, que al fin y al cabo es desde donde se nutre el Estado para elegir a los cargos de poder.
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